Saturday, October 11, 2008

DESARROLLO PSICOMOTOR DE LA PRIMERA INFANCIA (0 a 5 años)

  • DESARROLLO PSICOMOTOR DE LA PRIMERA INFANCIA (0 a 5 años)
  • El niño/a es puro movimiento. Es su manera de aprender. Conociendo los pasos que sigue en su evolución motriz, le podremos ayudar. Es por ello que presentamos aquí este perfil de desarrollo, que esperamos que sea de utilidad para padres y educadores.
  • Una advertencia: no son fases estancas, es decir, que no deben tomarse al pie de la letra. Cada niño/a sigue su propio camino y no tiene por qué ajustarse totalmente al ritmo que aquí se indica. No nos alarmemos si él o ella no ha realizado aún alguno de los pasos. Hay que darle su tiempo, falicitándole los medios para que lo consiga por sí mismo. Sin forzar, ni querer que vaya más deprisa, acompañándole en sus vivencias, fomentándo su expresividad psicomotriz, dejándole que explore sus posibilidades y las de los objetos, jugándo con él/ella. En definitiva, dejar que sea lo que es: un niño/a. Nacimiento:
  • El ojo busca sonidos y estímulos visuales extraños.
  • Reacción global y desorganizada del movimiento.
  • Distancia focal a 120-300 mm. Un mes: Boca abajo: levanta el mentón.
  • Sigue con los ojos una luz en movimiento. Fija momentáneamente la mirada en un juguete o en una persona.
  • Toma los dedos de una persona.
  • Se lleva las manos a la boca.
  • Reacciona a los sonidos.
  • Otras vocalizaciones aparte del llanto. Dos meses:
  • Boca abajo: eleva la cabeza y los hombros.
  • Mantiene la cabeza erguida unos momentos cuando se le sienta.
  • Comienza la convergencia binocular (fijar los dos ojos en un único objetivo). Parlotea.
  • Mueve enérgicamente los brazos.
  • Sonrisa de satisfacción, aún no social. Tres meses: Sosteniéndole en posición vertical: mantiene bien erguida la cabeza.
  • Puede girarse de la posición boca arriba hacia uno de los lados.
  • Boca abajo: se apoya en los antebrazos, en posición de reptación (apoyándo el abdomen en el suelo).
  • Mira atentamente un objeto.
  • Observa los movimientos de los dedos de las manos. Abre las manos frecuentemente. Atrae los objetos hacia sí.
  • Busca con la mirada la fuente sonora. Escucha el sonido de la música. Responde a la persona con parloteos. 4-5 meses:
  • Fija la mirada para seguir con los ojos un objeto o los movimientos de una persona. Hito social: sonríe ante la mirada del adulto y progresivamente irá controlando su mímica, para expresar sus emociones de forma más adaptada y rica. Control de los músculos de la nuca y el cuello.
  • Pasa de la postura simétrica (brazos y piernas extendidos) a la exploración visual de los objetos agarrados con la mano (doblando el brazo por el codo). En apoyo lateral pasa al apoyo lateral contrario.
  • Empieza a desplazarse reptando hacia el objeto que le llama la atención. La prensión es palmar: el objeto es asido entre los últimos dedos y la palma. Busca la fuente sonora moviendo la cabeza. 6 a 8 meses:
  • Ya puede sentarse durante largos períodos de tiempo con apoyo. Así sentado, puede inclinarse hacia delante y tomar un objeto sin perder el equilibrio.
  • Comienzo de la prensión (toma el objeto con la ayuda del pulgar) y de la manipulación (es capaz de pasar el objeto de una mano a otra, lo que le permite explorarlos, así como tomar dos objetos simultáneamente).
  • Discrimina formas simples.
  • Preferencia manual, empieza a surgir la lateralidad.
  • La boca como órgano tactil de conocimiento corporal.
  • Emite laleos de dos sílabas y tonos musicales.
  • 9-10 meses:
  • Se mantiene de pie de forma prolongada con apoyo.
  • Mejora la prensión. Se adquiere la oposición pulgar-índice.
  • Control de la posición de sentado. Las manos están libres para agarrar, manipular y lanzar objetos.
  • Gatea.
  • Emite laleos de cuatro sílabas. Dice con claridad algunas palabras como mamá, papá, etc. Ríe a su imagen en el espejo.
  • Encaja dos piezas por imitación. 12-13 meses:
  • Anda con ayuda. El equilibrio es condición indispensable, que en estos momentos es todavía muy precario.
  • Preferencia manual definida.
  • Hace algunas marcas con el lápiz en una hoja.
  • Laleos en monólogo. Dice claramente 3 palabras.
  • Juega batiendo palmas. Juega con el vaso y la cuchara.
  • Descubre un juguete escondido debajo de una caja.
  • Es cariñoso. 14-15 meses
  • Marcha independiente.
  • Juega con una pelota. Juega empujando pequeños carros.
  • Consigue sujetar el vaso y beber por él.
  • Reconoce su propio nombre.
  • Usa claramente 4 ó 5 palabras. 16 a 18 meses Sube escalones a gatas. Marcha hacia atrás. Se agacha. Sube encima de una silla. Realiza pequeñas imitaciones de gestos.
  • Hace pequeños juegos simples. Disfruta con los juegos de construcción de cajas.
  • Construye una torre de tres cubos.
  • Encaja tres clavos de juego en una plancha.
  • Hace garabatos más adecuadamente.
  • Usa claramente 6 ó 7 palabras.
  • Pide ejecutar las funciones higiénicas.
  • Se quita los zapatos y los calcetines. 20 meses: Salta, corre.
  • Consigue echar el agua de un vaso a otro.
  • Vocabulario de 12 palabras.
  • Uso adecuado de la cuchara.
  • Control de los esfínteres.
  • Identifica en sí mismo y en un muñeco cabeza (con pelo, ojos y boca), manos y pies. 2 años: Marcha, sincronizando brazos y piernas pero aún sin flexibilidad.
  • Chuta una pelota.
  • Explora intencionalmente los juguetes.
  • Consigue abrir una puerta.
  • Ayuda activamente a vestirse y desvertirse.
  • Copia trazos horizontales.
  • Consigue atornillar un tornillo. Construye torres de 6 cubos.
  • Se desarrolla la discriminación de formas. Identifica 8 objetos de una caja.
  • Vocabulario de 20 palabras dichas con claridad.
  • Utiliza frases cortas y simples de 4 palabras. 3 años:
  • Mejor equilibrio: se mantiene sobre un pie durante un corto período; se equilibra sobre la punta de los pies; equilibrio estático con los ojos cerrados.
  • Disociación de movimientos (realizar simultáneamente gestos diferenciados en los miembros superiores e inferiores).
  • Mejor percepción visual del espacio.
  • Primeros grafismos intencionales.
  • El juego es una constante. 4 años:
  • Dominio de la motricidad global (coordinación, equilibrio, saltos) y fina.
  • Coordinación viso-manual adecuada.
  • Construye formas.
  • Dibujo de la persona tipo "renacuajo" (piernas y brazos saliendo de la cabeza) 5 años: "Pata coja". Saltos con los pies juntos.
  • Sube escalones corriendo.
  • Se establece la lateralidad.
  • Manipula, recoge y lanza objetos con intencionalidad.
  • Noción corporal. Dibujo más elaborado de la persona (cabeza, ojos, nariz, boca, cuerpo, piernas y brazos).
  • Copia de figuras geométricas sencillas.

El niño y la niña de 2 a 3 años

  • El niño y la niña de 2 a 3 años
  • La madre seguirá siendo el centro del mundo del niño y la niña de 2 a 3 años. En momentos de problemas o angustia sólo la madre podrá ayudarle. Aunque el niño ya posee cierto grado de independencia, ella seguirá siendo el eje de su mundo. Ya ha podido comprobar cómo la madre se va y vuelve. Este conocimiento le permite poder explorar el mundo sin la presencia de la madre, no obstante, cuando él se siente demasiado autónomo, su seguridad se desvanece y tiene que recuperarla yendo de nuevo a buscarla. Al final del tercer año de vida, por fin se logra alcanzar lo que se llama en psicología "la constancia de objeto", es decir, se logra mantener la imagen mental del objeto amado y necesitado el suficiente tiempo como para poder estar realizando tareas de otro tipo, como por ejemplo, asistir a la escuela infantil, (soportando la dura espera de: Toda una mañana sin mamá).
  • Habitualmente a los dos años, el niño no ha logrado aún un completo control de los esfínteres, y a menudo hasta esa edad, la madre no comienza a enseñarle a estar limpio y seco. Este es uno de los aspectos de la educación del niño en el que cuanto menos prisa se tiene más adelantos se logran. En este punto precisar que las niñas suelen, por término medio, controlarse antes que los niños.
  • Por otra parte, es la edad del ¡No! Hay un cierto placer en negarse a todo, incluso cuando lo que se le pregunte sea de su total agrado. A pesar de que esta obstinación puede llegar a ser molesta, es sin duda un buen signo: sirve para confirmar que todo va correctamente. El niño va afirmándose a través de la negación, es su forma de delimitar su realidad de la de los otros. No = Yo, si no me opongo, no pasa nada, no me diferencio, no discrimino. Es la manera que ha encontrado para "reconocer" sus cosas. Al ¡No! se le suma además el ¡Mío! No esperemos encontrar a un niño que no sea egoísta. La caridad bien entendida empieza por uno mismo, esto es lo que quiere decir el refrán: primero yo, después, los demás. La generosidad se aprende, no nace, se hace. Habrá poco a poco que inculcar este valor en el niño, pero nunca antes de que el niño se quiera a sí mismo lo suficiente.
  • En lo que respecta al juego, el niño aprende a distinguir el mundo interno de la realidad externa mediante el juego. La mayor parte del tiempo que pasa despierto lo dedica al juego, el cual reviste suma importancia para su desarrollo. Cuando no juega y duerme, sueña, que podríamos decir que es el "juego" del inconsciente... Existen juegos de roles, en los que desempeñan papeles, y juegos de identificación paterna y/o materna, juegos de evacuación y juegos de elaboración: se usa el juego para descargar angustia contenida o para elaborarla a través del control de los personajes, por ej.
  • La madre seguirá siendo el centro del mundo del niño y la niña de 2 a 3 años. En momentos de problemas o angustia sólo la madre podrá ayudarle. Aunque el niño ya posee cierto grado de independencia, ella seguirá siendo el eje de su mundo. Ya ha podido comprobar cómo la madre se va y vuelve. Este conocimiento le permite poder explorar el mundo sin la presencia de la madre, no obstante, cuando él se siente demasiado autónomo, su seguridad se desvanece y tiene que recuperarla yendo de nuevo a buscarla. Al final del tercer año de vida, por fin se logra alcanzar lo que se llama en psicología "la constancia de objeto", es decir, se logra mantener la imagen mental del objeto amado y necesitado el suficiente tiempo como para poder estar realizando tareas de otro tipo, como por ejemplo, asistir a la escuela infantil, (soportando la dura espera de: Toda una mañana sin mamá).
  • Habitualmente a los dos años, el niño no ha logrado aún un completo control de los esfínteres, y a menudo hasta esa edad, la madre no comienza a enseñarle a estar limpio y seco. Este es uno de los aspectos de la educación del niño en el que cuanto menos prisa se tiene más adelantos se logran. En este punto precisar que las niñas suelen, por término medio, controlarse antes que los niños.
  • Por otra parte, es la edad del ¡No! Hay un cierto placer en negarse a todo, incluso cuando lo que se le pregunte sea de su total agrado. A pesar de que esta obstinación puede llegar a ser molesta, es sin duda un buen signo: sirve para confirmar que todo va correctamente. El niño va afirmándose a través de la negación, es su forma de delimitar su realidad de la de los otros. No = Yo, si no me opongo, no pasa nada, no me diferencio, no discrimino.
  • Es la manera que ha encontrado para "reconocer" sus cosas. Al ¡No! se le suma además el ¡Mío! No esperemos encontrar a un niño que no sea egoísta. La caridad bien entendida empieza por uno mismo, esto es lo que quiere decir el refrán: primero yo, después, los demás. La generosidad se aprende, no nace, se hace. Habrá poco a poco que inculcar este valor en el niño, pero nunca antes de que el niño se quiera a sí mismo lo suficiente.
  • En lo que respecta al juego, el niño aprende a distinguir el mundo interno de la realidad externa mediante el juego. La mayor parte del tiempo que pasa despierto lo dedica al juego, el cual reviste suma importancia para su desarrollo. Cuando no juega y duerme, sueña, que podríamos decir que es el "juego" del inconsciente... Existen juegos de roles, en los que desempeñan papeles, y juegos de identificación paterna y/o materna, juegos de evacuación y juegos de elaboración: se usa el juego para descargar angustia contenida o para elaborarla a través del control de los personajes, por ej.

El niño y la niña de 1 año

  • El niño y la niña de 1 año
  • ¡Ya tenemos a nuestro niño en el mundo! Afortunadamente para todos, está sano. Ahora empieza una etapa nueva, llena de alegría pero también de miedos e incertidumbres. El parto preparó al niño físicamente para empezar a vivir: se cortó el cordón del paraíso terrenal y comenzó el largo éxodo de la vida. El niño está físiológicamente a punto: sus pulmones insuflan el aire necesario, su corazón late con fuerza, su llanto denota el ímpetu de la vida que lleva en su interior. Pero emocionalmente aún no está preparado; para que pueda extraer todo su potencial necesitará del cariño de sus padres. El afecto de los padres respecto al hijo en este punto, lo asemejaría a la fertilidad de la tierra que una simiente necesita para poder crecer. Mientras más nutrientes tenga el terreno, mejor crecerá el árbol y mejores frutos dará...
  • Este hijo establecerá su primer contacto con el mundo a través de la madre, y posteriormente a través del padre, hermanos y familia en general. Pero de momento en esta relación no caben más que dos: Dos en uno, Uno en dos. La mente de la madre es la mente del niño, el cuerpo de la madre es el cuerpo para el niño. Esta relación exclusiva es normal hasta aproximadamente el segundo mes de vida del niño. Posteriormente se realizará una apertura hacia su entorno más inmediato. El niño puede fijar la vista en otros objetos cercanos y relativamente lejanos, puede seguir con la mirada, su cabeza la puede mantener erguida y mirar; y como todo ha ido bien, el niño puede empezar a reconocer que existen otras cosas distintas a su mamá, (aunque quizás imagine todavía que todo es mamá...).
  • Esta relación de exclusividad irá paulatinamente perdiendo importancia a medida que la autonomía del niño va siendo cada vez mayor. El desarrollo neuromadurativo de músculos y sistema nervioso irá permitiendo, siempre bajo un clima de afecto, que el niño pueda explorar más y más su entorno.
  • Un hito importante en este año es el destete. La alimentación hasta los 4 - 6 meses de vida también tenía tintes de exclusividad. El pecho de la madre para el bebé. Poco a poco, y con el nacimiento de los primeros dientes se impone la ingesta de alimentos cada vez más sólidos para fortalecer al niño su dentadura y aparato digestivo, y sobre todo para estimular su independencia y ganas de crecer. Esta edad relativa de entre 4 y 6 meses marca el primer paso importante de cara a establecer la separatidad mental del niño y su madre.
  • El hecho del destete es necesario para ambos, ya que la madre también tiene derecho a ir recuperando espacio para sí misma, para desarrollar los objetivos que le son propios como persona y para vincularse de nuevo con su medio habitual.
  • El destete del que estoy hablando es emocional. No importa si se le da el pecho o toma el biberón, ya que afortunadamente hoy en día existen muchos sustitutos para una buena crianza. El problema de la alimentación reside en la calidad de la misma. Es decir, el cariño con el que se lo alimenta y cómo se va tratando al bebé para dejar de ir poco a poco considerándolo como tal y más como lo que empieza a ser: un niño.
  • El bebé dura poco. Un feto suele durar 9 meses. Un bebé tan sólo 4 ó 6 meses. Un niño dura hasta los 3 - 4 años. Más tarde será un preescolar. (Las acotaciones que hago de estos términos no están en ningún diccionario, sólo es una apreciación personal).
  • Atravesado este momento crucial del desarrollo, llegará una fase en el que las idas y venidas del niño serán frecuentes. Ya que el niño estará más interesado en su propia experimentación y descubrimiento del mundo que en otra cosa. Esto le llevará a realizar una de las grandes hazañas ontológicas de nuestra especie: alcanzar la posición erguida, posición privilegiada que le permitirá dominar el mundo a su antojo, ir y venir. Mirar, tocar, tomar las cosas y llevarlas de un lugar a otro, y en primer término, llevarse a sí mismo hacia donde desea ir.

El niño y la niña de 1 a 2 años

  • El niño y la niña de 1 a 2 años
  • El niño y la niña que entran en su segundo año de vida se caracterizan porque en primer lugar, establecen una relativa independencia física y emocional con respecto a los objetos y a las personas. Esto les llevan a tomar una progresiva conciencia del sentido de sí mismo y del mundo exterior. Conocen a su familia próxima: madre, padre, hermanos, abuelos... y van conociendo y familiarizándose con su hogar y su entorno más inmediato. El niño y su familia.
  • Este juego de nuevas relaciones, junto con las vicisitudes naturales del desarrollo, conforman y acaparan el centro de atención y cuidados que precisará nuestro pequeño protagonista. Las experiencias que más repercutirán en este desarrollo tienen que ver con las que giran en torno a la nutrición, descanso y sobre el control de los esfínteres: Comer, Dormir e Higiene corporal.
  • Gracias a la creciente evolución del lenguaje, se potencia el desarrollo del juego simbólico y la imaginación del niño, que le va a servir como instrumento para intentar resolver aquellos conflictos que le causan dolor, tales como: experiencias de separaciones diarias del padre o de la madre, sentimientos de envidia y celos, de rivalidad, de exclusión, etc... Este instrumento, bien elaborado, se convertirá progresivamente en una poderosa herramienta al servicio de la parte adulta del niño que le ayudará a construir su personalidad. Existe una correlación positiva entre el grado de desarrollo intelectual de una persona con el grado de desarrollo del juego simbólico e imaginación que pueda establecer el niño a lo largo de su infancia.
  • Los sentimientos que experimenta el niño de corta edad son tan intensos que se polarizan con frecuencia, pudiendo pasar en un instante del amor más profundo al odio más colérico. Las rabietas, mezcla de frustración y rabia, adquieren a veces tal violencia que parecen no tener fin. Estos conflictos se manifestarán posteriormente durante el sueño produciendo pesadillas si los mismos no se han resuelto adecuadamente durante la vigilia.
  • Por último señalar que los temores que pueden presentar los niños a esta edad pueden relacionarse a veces con la falta de conocimiento del entorno más inmediato. Sin embargo, cuando aparece una fobia, un miedo irracional hacia una cosa o lugar determinado, es síntoma de que un conflicto no resuelto ha cristalizado de esa manera particular, alejando de la conciencia los terribles sentimientos a los que está asociado.

Sunday, October 5, 2008

El niño y la niña de 2 a 3 años: Limpio y Seco

  • El niño y la niña de 2 a 3 años: Limpio y Seco Habitualmente a los dos años, el niño no ha logrado aún un completo control de los esfínteres, y a menudo hasta esa edad, la madre no comienza a enseñarle a estar limpio y seco. Este es uno de los aspectos de la educación del niño en el que cuanto menos prisa se tiene más adelantos se logran. En este punto precisar que las niñas suelen, por término medio, controlarse antes que los niños.
  • El problema del control de las funciones excretorias supone mucho mas que el mero control físico de los músculos esfínteres. Tiene una profunda significación emocional, no sólo para el niño sino también para la madre, que a veces siente un fracaso el que su hijo no controle la orina o las heces a determinada edad. A veces también se entra en competición con otras madres para ver cuál de sus hijos ha conseguido antes estar seco...
  • En ocasiones la actitud de exagerada ansiedad de la madre se transmite al niño causando el efecto contrario al deseado, ya que el niño a su vez reacciona con ansiedad. La realidad indica que cuanto más serena sea nuestra actitud, mayores probabilidades tendremos de lograr un éxito relativamente rápido.
  • Los niños varían mucho en lo que respecta a la sensación que les producen los pañales sucios y húmedos. Algunos demuestran que no les gusta sentirse mojados y lloran inmediatamente pidendo que se los cambio. Otros no parecen preocuparse de ninguna manera y siguen jugando durante un largo rato, hasta que sus madres descubren que se han mojado o ensuciado. De la misma manera reaccionan de modo muy diferente ante los intentos de hacerles usar el orinal. Algunos niños tienen miedo a caerse dentro del inodoro. Se sienten en una posición inestable, y a menudo conviene ayudarles poniendo un pequeño asiento debajo del orinal, de forma que se sienta seguro y estable.
  • A menudo a los niños les produce miedo el agua que fluye del inodoro. El ruido y la presión del agua parecen tan peligrosas como la que se escurre por el orificio de la bañera; en ambos casos los niños parecen temer ser tragados y arrastrados por la corriente.
  • Muchos padres habitualmente hacen levantar a sus hijos antes de acostarse ellos. Pero el hecho de que el niño pueda retener la orina durante períodos más largos es sólo un problema de madurez de la vejiga, y a menudo eso ocurre alrededor de los tres años.
  • Una vez que el niño ha prescindido de los pañales no debemos pensar que no habrá más dificultades. El control puede interrumpirse cuando ocurre algo que perturba al niño: la ausencia de uno de los padres, la llegada de un nuevo hermanito o el hecho de asistir a la escuela infantil. Muchos niños pequeños juegan con sus excrementos y su orina. Al comienzo, el disgusto que muestran las personas mayores es algo que les resulta muy extraño ya que los productos de su cuerpo les inspiran un intenso interés. La actitud de la madre les desconcierta: por una parte a ella parece encantarle e interesarle tanto como a él los excrementos en el orinal, pero por otra, los desecha rápidamente como si fuera algo sin valor. Al niño pequeño esta debe parecerle una manera muy extraña de comportarse con algo que la madre aparenta valorar tanto.
  • Las fantasías del niño asocian la defecación y la micción con sus sentimientos y relaciones. Siente que produce o retiene algo bueno y valioso para la madre o el padre, que hace lo mismo que aquélla cuando da a luz un bebé, pero sus excrementos puede expresar también su cólera o su rebeldía hacia sus padres.
  • La fantasía de ser mágicamente todopoderoso y controlar la realidad, para bien o para mal, es parte de esta etapa del desarrollo. Las acciones de los adultos, sus elogios o sus reproches, a veces exagerados, parecen confirmar estas fantasías. Una actitud flexible y serena de parte de los padres permite al niño avenirse poco a poco a confrontar con la realidad su fantasía de omnipotencia. En cambio una actitud más rígida puede hacerlo aún más obstinado en su intento de poner a prueba su poder de dar y rehusar, de acuerdo con su voluntad.

El niño y la niña de 2 a 3 años: Su familia

  • El niño y la niña de 2 a 3 años: Su familia
  • La madre seguirá siendo el centro del mundo del niño y la niña de 2 a 3 años. En momentos de problemas o angustia sólo la madre podrá ayudarle. Aunque el niño ya posee cierto grado de independencia, ella seguirá siendo el eje de su mundo. Ya ha podido comprobar cómo la madre se va y vuelve. Este conocimiento le permite poder explorar el mundo sin la presencia de la madre, no obstante, cuando él se siente demasiado autónomo, su seguridad se desvanece y tiene que recuperarla yendo de nuevo a buscarla. Al final del tercer año de vida, por fin se logra alcanzar lo que se llama en psicología "la constancia de objeto", es decir, se logra mantener la imagen mental del objeto amado y necesitado el suficiente tiempo como para poder estar realizando tareas de otro tipo, como por ejemplo, asistir a la escuela infantil, (soportando la dura espera de: Toda una mañana sin mamá).
  • Aunque el niño de dos años pone constantemente a prueba sus capacidades, pronto vuelve a sus necesidades de bebé y a depender de la madre. Sus habilidades son cada vez mayores, pero sus bruscos cambios de humor pueden ser también motivo de irritación.
  • Aunque si algo anda mal o si se encuentra atemorizado, el niño sólo reclama la presencia de la madre, es a ella a la que también responsabiliza de todas las desgracias. El niño de pocos años cree que la madre es todopoderosa y omnisciente. Su seguridad se apoya en ella, de manera que todos los accidentes o hechos desafortunados que a él se refieran es por culpa de su madre. El padre entra en escena en la vida del niño desde muy temprano, como una persona de gran importancia. En la segunda mitad del primer año podemos observar ya un intenso afecto hacia el padre. Este vínculo puede ser a veces tan estrecho que la madre puede incluso sentir celos. Normalmente las fluctuaciones en el afecto hacia el padre o la madre es la norma, pero una notoria preferencia hacia uno u otro durante un largo período de tiempo también es algo frecuente. Sin embargo, todavía a esta edad el niño recurre preferentemente a la madre cuando se ha lastimado o tiene miedo durante la noche, como ya dijimos.
  • La conversación entre los adultos no es fácil cuando se halla por medio un niño de dos años. Éste hará lo imposible para que aquéllos dejen de prestarse atención mutuamente y se dirijan hacia él. Es decir, el sentimiento de exclusión para él es simplemente intolerable. Deberá enfrentarse con el eterno problema de la relación triangular. Su amor es intensamente apasionado y el dolor de ser el tercero, el que está de más, es a menudo muy agudo.
  • El amor hacia el progenitor del sexo opuesto trae sentimientos de remordimientos, provocados por los celos y por el deseo de suplantar al otro progenitor, al que el niño también quiere y necesita. Esto se traduce muchas veces en pesadillas nocturnas.
  • El niño se siente herido y excluido de la relación entre sus padres. Esto es consecuencia del hecho de vivir en la comunidad social de la familia, pero el niño gana algo al superar los celos y la cólera que surgen, y cuando crezca, estará preparado para el intercambio que suponen las relaciones sociales fuera de la familia. Estos primeros impulsos y sentimientos se reeditarán de nuevo en la adolescencia.
  • El amor del niño hacia sus padres es apasionado y habitualmente incluye el deseo sensual de un estrecho contacto físico con ellos. Cuando un niño quiere a su madre, ahora se convierte en un pequeño amante que quiere acariciarla, abrazarla y besarla. A menudo se manifiesta claramente que su amor está teñido por la excitación sensual y sexual. El niño puede tener erecciones y mostrar su masculinidad de diversas maneras, en especial en su rivalidad hacia el padre. Del mismo modo la niña de esta edad tiene, por lo general, una actitud muy coqueta y femenina hacia su padre.
  • Este amor apasionado hacia los padres también linda con la agresión, ya que la frustración de saber que él no es en realidad el poseedor exclusivo de su querida madre o de su padre, le produce cólera. Sus propios sentimientos violentos pueden atemorizar a veces al niño y también confundir y asustar a los padres.
  • Este tema, como tantos otros, habrá que tratarlos con la delicadeza que se requiere, por una parte aceptado los deseos amorosos del hijo y por otra repudiando las actos agresivos dirigidos hacia ellos o hacia otras personas del ámbito familiar, pero también demostrando al niño que se le sigue queriendo y que a pesar de sus sentimientos la pareja sigue estando intacta así como el amor por parte de ambos progenitores hacia el hijo, que no sólo no se ha debilitado sino que por el contrario, se ha fortalecido.
  • Esto hará que el niño pueda postergar sus deseos y podrá desistir en el empeño de elegir a uno de los progenitores como futura pareja, pensando que cuando sea mayor siendo como su padre, en el caso del hijo, podrá conseguir el amor de una mujer como su madre. Pero para que esto ocurra deberá pasar al menos tres o cuatro años más.

El niño y la niña de 2 a 3 años

  • El niño y la niña de 2 a 3 años
  • La madre seguirá siendo el centro del mundo del niño y la niña de 2 a 3 años. En momentos de problemas o angustia sólo la madre podrá ayudarle. Aunque el niño ya posee cierto grado de independencia, ella seguirá siendo el eje de su mundo. Ya ha podido comprobar cómo la madre se va y vuelve. Este conocimiento le permite poder explorar el mundo sin la presencia de la madre, no obstante, cuando él se siente demasiado autónomo, su seguridad se desvanece y tiene que recuperarla yendo de nuevo a buscarla. Al final del tercer año de vida, por fin se logra alcanzar lo que se llama en psicología "la constancia de objeto", es decir, se logra mantener la imagen mental del objeto amado y necesitado el suficiente tiempo como para poder estar realizando tareas de otro tipo, como por ejemplo, asistir a la escuela infantil, (soportando la dura espera de: Toda una mañana sin mamá).
  • Habitualmente a los dos años, el niño no ha logrado aún un completo control de los esfínteres, y a menudo hasta esa edad, la madre no comienza a enseñarle a estar limpio y seco. Este es uno de los aspectos de la educación del niño en el que cuanto menos prisa se tiene más adelantos se logran. En este punto precisar que las niñas suelen, por término medio, controlarse antes que los niños.
  • Por otra parte, es la edad del ¡No! Hay un cierto placer en negarse a todo, incluso cuando lo que se le pregunte sea de su total agrado. A pesar de que esta obstinación puede llegar a ser molesta, es sin duda un buen signo: sirve para confirmar que todo va correctamente. El niño va afirmándose a través de la negación, es su forma de delimitar su realidad de la de los otros. No = Yo, si no me opongo, no pasa nada, no me diferencio, no discrimino. Es la manera que ha encontrado para "reconocer" sus cosas. Al ¡No! se le suma además el ¡Mío! No esperemos encontrar a un niño que no sea egoísta. La caridad bien entendida empieza por uno mismo, esto es lo que quiere decir el refrán: primero yo, después, los demás. La generosidad se aprende, no nace, se hace. Habrá poco a poco que inculcar este valor en el niño, pero nunca antes de que el niño se quiera a sí mismo lo suficiente.
  • En lo que respecta al juego, el niño aprende a distinguir el mundo interno de la realidad externa mediante el juego. La mayor parte del tiempo que pasa despierto lo dedica al juego, el cual reviste suma importancia para su desarrollo. Cuando no juega y duerme, sueña, que podríamos decir que es el "juego" del inconsciente... Existen juegos de roles, en los que desempeñan papeles, y juegos de identificación paterna y/o materna, juegos de evacuación y juegos de elaboración: se usa el juego para descargar angustia contenida o para elaborarla a través del control de los personajes,

 
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