Sunday, October 5, 2008

El niño y la niña de 2 a 3 años

  • El niño y la niña de 2 a 3 años
  • La madre seguirá siendo el centro del mundo del niño y la niña de 2 a 3 años. En momentos de problemas o angustia sólo la madre podrá ayudarle. Aunque el niño ya posee cierto grado de independencia, ella seguirá siendo el eje de su mundo. Ya ha podido comprobar cómo la madre se va y vuelve. Este conocimiento le permite poder explorar el mundo sin la presencia de la madre, no obstante, cuando él se siente demasiado autónomo, su seguridad se desvanece y tiene que recuperarla yendo de nuevo a buscarla. Al final del tercer año de vida, por fin se logra alcanzar lo que se llama en psicología "la constancia de objeto", es decir, se logra mantener la imagen mental del objeto amado y necesitado el suficiente tiempo como para poder estar realizando tareas de otro tipo, como por ejemplo, asistir a la escuela infantil, (soportando la dura espera de: Toda una mañana sin mamá).
  • Habitualmente a los dos años, el niño no ha logrado aún un completo control de los esfínteres, y a menudo hasta esa edad, la madre no comienza a enseñarle a estar limpio y seco. Este es uno de los aspectos de la educación del niño en el que cuanto menos prisa se tiene más adelantos se logran. En este punto precisar que las niñas suelen, por término medio, controlarse antes que los niños.
  • Por otra parte, es la edad del ¡No! Hay un cierto placer en negarse a todo, incluso cuando lo que se le pregunte sea de su total agrado. A pesar de que esta obstinación puede llegar a ser molesta, es sin duda un buen signo: sirve para confirmar que todo va correctamente. El niño va afirmándose a través de la negación, es su forma de delimitar su realidad de la de los otros. No = Yo, si no me opongo, no pasa nada, no me diferencio, no discrimino. Es la manera que ha encontrado para "reconocer" sus cosas. Al ¡No! se le suma además el ¡Mío! No esperemos encontrar a un niño que no sea egoísta. La caridad bien entendida empieza por uno mismo, esto es lo que quiere decir el refrán: primero yo, después, los demás. La generosidad se aprende, no nace, se hace. Habrá poco a poco que inculcar este valor en el niño, pero nunca antes de que el niño se quiera a sí mismo lo suficiente.
  • En lo que respecta al juego, el niño aprende a distinguir el mundo interno de la realidad externa mediante el juego. La mayor parte del tiempo que pasa despierto lo dedica al juego, el cual reviste suma importancia para su desarrollo. Cuando no juega y duerme, sueña, que podríamos decir que es el "juego" del inconsciente... Existen juegos de roles, en los que desempeñan papeles, y juegos de identificación paterna y/o materna, juegos de evacuación y juegos de elaboración: se usa el juego para descargar angustia contenida o para elaborarla a través del control de los personajes,

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